17.septiembre.2013

Qué sonrisa se me puso el otro día, por fin me ha bajado la regla después de un año y cinco meses. Habrá muchas que digáis «estás loca si te alegras«. Yo hace ya tiempo hice las paces con mi menstruación, me gusta saber el estado en el que estoy cada semana, conocer mis estados de ánimo, mis posibilidades. Me gusta sentirme vulnerable y conectada a la tierra, me gusta salir de la cueva reconvertida en guerrera dispuesta a comerse el mundo.

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¿A qué huelen las nubes? Sí, ya sé que estáis pensando que se me ha ido del todo la olla. Pero no. He comenzado de nuevo mi diario de la menstruación, para poder planificarme el mes de la manera más eficaz posible. He vuelto a utilizar mi copa. Nora me persigue por toda la casa pidiéndome que se la enseñe y que le vuelva a contar la historia… ¡Hay madre! En qué momento dejé que la viera.

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La copa. Ese maravilloso invento. El primer día me puse una compresa porque después de tantísimo tiempo sin usarla pensé que tendría pérdidas. ¡Qué cosa más incómoda! Es como llevar un plástico haciéndote sudar como un cochinillo. Fuera. Qué maravilla, de verdad que es la mejor inversión que he hecho en mi vida. Y el dolor, más allá del primer día no existe, el vacío de la copa ayuda.

Ya vuelvo a sentir que funciono, que he recuperado una parte de mi muy importante, siento esa necesidad de descanso y reflexión. Sé que en un par de días me voy a sentir pletórica y llena de ideas y energía, sé que la siguiente semana maduraré los planes. Mis hormonas van volviendo a su ser, en cuatro meses termina mi puerperio, mi cuerpo va desechando los líquidos que guardaban piernas, brazos, barriguilla y me siento ligera. En una semana he dicho adiós a esa celulitis maternal que me acompañaba desde el cuarto mes de embarazo y que no me ha molestado en absoluto, porque sabía que con la vuelta a la normalidad se iría.

Unknown

Esta vez vuelve para quedarse conmigo hasta que decida abandonarme dentro de unos veinte años, porque no nos planteamos volver a ser papás. Y algo que antes odiaba de ser mujer, ahora lo veo como un regalo, una conexión, una llamada de atención. Desde que decidí escucharme todo va mucho mejor y esto es una de esas cosas que ha mejorado mi relación conmigo. Estoy encantada de recuperarme y volver a ser una mujer conectada de nuevo con la Pachamama 🙂 .

Feliz martes nenas 😉 Besitos.